LAS DOS COSAS QUE TE HARÁN (+) GRANDE




Spoiler: generosidad y gratitud. 

De verdad. De corazón. Son cualidades escasas, diferenciales. Tanto que cuando uno se encuentra con ellas, las identifica y, automáticamente, asocia su experiencia a emociones positivas que en ocasiones llegan al recuerdo memorable, esa especie de nirvana B2C.

Los que asistimos la semana pasada al congreso “atlántico” de marketing digital, nos encontramos dosis de ambos ingredientes derrochadas por la organización para llevar adelante un proyecto tan arriesgado como necesario para el sector del marketing y la comunicación en Galicia.

Mi enhorabuena pública a Alberto Garnil y Miguel Souto, junto con todo el equipo de organización, por FLÚOR. Las magras experiencias de este becario en eventos y ceremonias le permiten saber lo duro y complicado que resulta llenar el auditorio de interés y ganarse esa ovación final en la clausura.

La generosidad no se mide en kpi’s ni en roi, ni en euros o likes. Forma parte del territorio de las personas (las grandes). De quienes sonríen con alegría cuando te encuentran sin esperarlo en un sarao como el FLÚOR, o de quienes se presentan espontáneamente en el mismo sitio, porque te conocen o estáis conectados en redes sociales y se han reconocido en alguno de tus textos.


En el ecosistema de la dictadura boot, del coste ajustado al céntimo y el tiempo de atención limitado, la generosidad es un factor diferencial. Detente, piensa, charla, explica, comparte. Sé útil a los demás.

Debemos desnudarnos más entre personas y menos en las redes sociales. Todos tenemos mucho que aprender y al menos una cosa que enseñar, incluso los becarios. Generosidad es compartir lo adquirido y propio: experiencias, triunfos, errores y derrotas. Pero también escuchar lo ajeno.

Caminar la vida profesional con los bolsillos llenos de generosidad y gratitud para repartir probablemente no te hará medrar escalones como si no hubiera mañana ni te ayudará a pagar la hipoteca o a comprar el último modelo deportivo. La gratitud no deja de ser sino una especie de criptomoneda para transacciones del alma. Pero nos pasa, a menudo, que somos incapaces de hacer transferencias, aunque sean de pequeño importe. Y eso que la app no requiere firma electrónica, ni password, ni autenticación.

Ser generosos y derrochar gratitud tiene retorno: os dará instantes de felicidad, esa cosa tan coaching que perseguimos a diario y algunas veces nos encuentra.

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