¿POR QUÉ NADIE SE PREGUNTA “POR QUÉ”? O EL TRIUNFO DEL MARKETING PARA REBAÑOS

¿Se han sentido alguna vez como pollos de granja? Esa multitud apelotonada que no tienen consciencia de ser y que sólo aguarda, aletargada, que las luces se enciendan para lanzarse al comedero más próximo, haciéndose sitio a empujones si es necesario, y atiborrarse de pienso hasta que la luz se apaga de nuevo.

Si su respuesta es negativa es que su nivel de consciencia es preocupante. Le envidio.

El triunfo de la mediocridad en todos ámbitos y todas las capas de población es una de las mejores estrategias de marketing de las grandes corporaciones. Muchas personas con el mismo comportamiento uniforme en muchas partes del mundo son el aspiracional de industrias como la retail, la musical, editorial, turística… y sigan añadiendo (la industria política por supuesto).


Despacito, la industria musical, por ejemplo, crea estándares globales de un nivel intelectual extremadamente bajo, con el único objetivo de que sean consumidos por una masa cada vez más limitada y cada vez más “rebañizada”, si se me permite la invención del vocablo.

No se sienta culpable por bailar la canción del verano, no olvide que somos polluelos en una granja y estamos entrenados para responder a estímulos estándar. Las melodías y ritmos que usa la industria musical son aquéllas que provocan respuestas automáticas de sensación de placer en nuestro cuerpo, cuando las escuchamos. Sólo hay que repetirlas metódica y machaconamente (gracias al oligopolio de la distribución) hasta que se instalan en el cuerpo como si fueran un software. Pregúntenle al Perro de Pávlov, si no se ha deshidratado aún.

El “problema” del marketing para rebaños, de los estímulos iguales y respuestas automáticas, es que crea sociedades idiotizadas hasta límites todavía desconocidos, capaces de poner el maletín del botón nuclear en manos del irresponsable de turno (con mucho dinero, estrategia, y capacidad de repetir mentiras machaconamente). Quien dice botón dice el Clima del Planeta.

¿Saben qué ocurre en la granja cuando la temperatura sube en exceso?

El “problema” es, pues, que ya nadie se pregunta “por qué”.

Cuando digo nadie, exagero, por supuesto. Donde pone “nadie” pongan “cada vez menos personas”.
Asistimos con estupor estos días en ciertos lugares de la geografía nacional a los ataques de grupos “antisistema” (según la Prensa, otra marca de pienso para polluelos) a intereses turísticos. Automáticamente reaccionamos de manera airada contra la estupidez de quienes muerden la mano que, como país, nos da de comer.

¿Y alguien se pregunta “por qué”?

No lo esperamos de los políticos que van a todos sitios de la mano de las estadísticas de intención de voto. Así que la inmediata reacción es “actuaremos contra esos grupos con toda la fuerza de la ley”. Vale, me parece bien… ¿Y quién se pregunta “por qué”?

Mientras tanto, en Galicia nos felicitamos de ser distintos, de no ser como los borrokas vascos o los independentistas catalanes y sus primos segundos baleares. Aquí mimamos al turismo. ¿En serio? ¿Hay atentado mayor contra el turismo que el incendio de estos días en Verín? A su lado, una pintada en un autobús es una acción infantil.

Se me ocurre otro: el ladrillo visto, los esqueletos de hormigón no construidos, los quitamiedos metálicos en las carreteras de montaña, los cierres de fincas con jergones oxidados, los tejados de uralita, y un infinito etcétera.

Quizá la intención del pirómano era otra, seguro que la de la persona que cierra su finca con un jergón, pero el resultado es éste. El político de turno debería tener capacidad de discernirlo pero posiblemente esté en Cambados, procurando salir en la foto, comiendo el pienso de las estadísticas.

Calzamos unas orejeras para caballerías, cada vez somos más esquemáticos, no atendemos más de 140 caracteres, y en ese espacio sólo somos capaces de ver la acción y postular la reacción. Poco más. No hay tiempo ni espacio para la reflexión, se nos exige la inmediatez.

He asistido a comités directivos en grandes empresas donde alguien planteaba un problema y todos los asistentes se lanzaban a proponer soluciones estupendas, a la altura de su estatus en la pirámide. ¿Hay algo más estúpido que plantear la solución a un problema complejo sin un mínimo estudio del mismo, para mostrar “inteligencia” y quedar bien en el Comité de Dirección? La respuesta es NO.

Acción-reacción: ¿que el mundo es cada vez más tecnológico? Muy bien, eliminemos las asignaturas de humanidades y produzcamos ingenieros, escritores de código, matemáticos,… ¿De eso se trata, no? La respuesta es NO.

Las empresas de Silicon Valley son respuestas filosóficas a problemas humanos. Por supuesto que están soportadas por código, pero el valor añadido es la solución, no la programación de la solución. Difícil encontrar soluciones, más allá de la acción-reacción, si nadie se pregunta “por qué”.

El marketing para rebaños crea una sociedad en la que sólo existen dos alternativas: o te alegra o te entristece la marcha de Neymar al PSG.

En estas condiciones, el ejercicio del pensamiento lateral constituye una oportunidad de crear alternativas, también empresariales, por supuesto. Pero para eso dejaremos trabajar a suecos, finlandeses, norteamericanos, rusos o lituanos. Nosotros ya les serviremos cañas en el chiringuito, cuando vengan de vacaciones.

¿Por qué?
Respondería, pero han encendido la luz…

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